No importa quién sea y mucho menos de qué toldas venga; lo valioso será unir intereses para pasar el umbral. Esta, al parecer, es la filosofía del “dizque” renovado Partido de la Unión por la Gente, mejor conocido como de la U, que en otrora era operado por los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Actualmente, es una colcha de retazos con exigua identidad política.
“Trabajar como una fuerza política de centro, en la cual no hay espacio para la polarización y en la que todas las energías estarán puestas en ponernos en sintonía con los ciudadanos y brindarles soluciones a sus necesidades. La política es un proceso donde nuestra misión como partido y como líderes del cambio es la de darle un espacio a los olvidados de este país”, exclamó recientemente Dilian Francisca Toro, presidenta de la U, dedicada a dar oxígeno a los moribundos y avalar al que toque para sumar votos.
Y en Cundinamarca la cosa no es diferente. Al menos cuatro candidatos, con alguna posibilidad real, buscan quedarse con la curul de la U a la Cámara de Representantes, que, de seguro, alcanzará el umbral para ocupar, al menos, uno de los siete escaños a los que el departamento tiene derecho. Lo paradójico del asunto es que ninguno de esos cuatro nombres han sido actores naturales de dicha colectividad; esta vez, cada uno debe echar mano al endoso, que según los entendidos es un castigo cercano al 70%. Sin duda, esta también será una disputa a guerra, que solo se definirá al cierre de las urnas, el próximo domingo 13 de marzo de 2022.
Para esclarecer el panorama es importante recordar las elecciones del 2018, cuando el Partido de la U, que tenía un mayor reconocimiento y menos competencia, logró 88.852 votos, de los cuales 11.760 fueron por el partido, es decir, personas que solo marcaron el logo, una significativa cifra, que de seguro no será tan alta en esta oportunidad.
¿Legítima credencial?
Este exalcalde de Topaipí dice arrancar con una base de 28.000 votos implícitos. ¿De dónde salen? Del resultado obtenido hace cuatro años, cuando contaba con el apoyo de Alfredo Molina (candidato al Senado); doña Mercedes Ángel, madre del exgobernador Jorge Rey, y los diputados Julián Sánchez ‘Perico’ y Pedro Cárdenas, personajes que se esfumaron todos para otras campañas.
Así las cosas, a Linares le queda el trabajo que hizo como alcalde, los amigos que forjó en la provincia del Rionegro, el palomazo como gerente del Idaco y lo que logre gracias a la burocracia que le han venido dando en la Nación y el departamento. Sin embargo, aunque rema solo contra la corriente, dará la ofensiva hasta última hora.
Más vale ‘pajarito’ en mano…
Y es que, a pesar de que el pueblo en general no reconozca fácilmente a Diego, las posibilidades de quedarse con la curul son altas. ¿Por qué? Porque cuenta con la sólida estructura forjada por su padre y estimulada por el gobierno departamental; además de recibir la fuerza decidida de los diputados Juan Carlos Coy y Julián ‘Perico’ Sánchez. Los ‘periquistas’ ahora son ‘pajaristas’. Una familia de alto vuelo.
Lo que no creen los expertos es que alcance los 34.250 votos de su padre hace cuatro años, pero sí que esté en un cabeza a cabeza por la punta. La amenaza: que el umbral les permita llegar tras el crecimiento de grupos alternativos como la Colombia Humana, Nuevo Liberalismo y la Coalición Centro Esperanza, quienes cuentan con golpe de opinión y podrían restar escaños a los partidos tradicionales del departamento.
Buenaventura León: una U prohibida
‘Unidos por Cundinamarca’, como marcan las publicaciones de la candidata, trabajan de sol a sol para lograr rescatar algo de los 32.412 votos que el representante León consiguió en las elecciones del 2018 (cuando contó con el apoyo de Rafael Tamayo y su hermana Soledad), cifra que, según los mismos conservadores, escasamente librarían en un 50%, con lo que estarían escasos para pelear la punta.
El resultado dependerá entonces de qué tantos ‘godos’ voltee Buenaventura de su base, así como de la recordación de Elica Milena como secretaria de Vivienda de la Gobernación y de su conquista por ser mujer.
Estructuralmente difícil, pero no imposible
Su debilidad: la falta de reconocimiento, el cual busca superar con el soporte de Molina (quien también apoya a Elica Milena), doña Mercedes Ángel y el diputado Pedro Cárdenas.
¿Cómo calcular la base de Arias si nunca antes se ha medido electoralmente? ¿Cómo saber cuántos de los 23.224 votos de Pedro Cárdenas le pueden endosar? Una campaña bastante difícil para alcanzar un mínimo de 30.000 sufragios y meterse como cabeza de lista. Su fortaleza: que lleva más de un año trabajando pueblo a pueblo, casa a casa.
Las cartas están jugadas y el ruedo dispuesto para la gran faena. Pero será el exigente electorado el que determine qué torero sale por la puerta grande.