“Los jóvenes deben estar a la vanguardia del cambio global y la innovación. Empoderados, pueden ser agentes clave para el desarrollo y la paz. Sin embargo, si se dejan al margen de la sociedad, todos nosotros estaremos empobrecidos. Asegurémonos de que todos los jóvenes tengan todas las oportunidades para participar plenamente en las vidas de sus sociedades”: Kofi Annan, exsecretario General de las Naciones Unidas.
A través de la historia, los jóvenes en Colombia han demostrado ser promotores de cambio y gestores de luchas sociales, que tienen como finalidad la garantía y protección de los derechos en el territorio. Hace 30 años, fue un grupo de estudiantes jóvenes quienes sentaron las bases para la construcción de la Constitución Política de Colombia de 1991, a partir del movimiento de la séptima papeleta, que permitió la inclusión de derechos, deberes y mecanismos de participación ciudadana en el marco normativo nacional.
Ahora bien, fueron, precisamente, esas luchas y asambleas juveniles las que permitieron la sanción de dos leyes fundamentales que consolidan el Estatuto de Ciudadanía Juvenil en Colombia: la Ley1622 de 2013 y la Ley 1885 de 2018, en donde se establecen una serie de espacios y escenarios de participación juvenil, como lo son las plataformas y las asambleas de juventud, las comisiones de concertación y decisión; y, por supuesto, las elecciones de los consejos de juventud.
Si bien, el entramado jurídico nacional se encuentra estipulado desde el 2013, pocos han sido los esfuerzos para garantizar los espacios que les pertenecen a los jóvenes. No se ha logrado entender desde las esferas institucionales que la participación de estos significa desarrollo y dinamismo territorial, que ellos no solo representan el futuro de nuestro país, sino que son su verdadero presente.
Es por esta razón que comenzamos un reto muy importante: acompañar el camino de miles de jóvenes en la elección de los consejos de juventud. El primero de junio de este año inició el calendario electoral, que se extenderá hasta el 5 de diciembre, día de las elecciones. En este espacio podrán participar los jóvenes de 14 a 28 años, a partir de dos formas: una, votando en las urnas; y dos, siendo elegidos como consejeros de juventud en sus municipios o localidades.
Cabe resaltar, que será la primera vez en la historia de Colombia que los jóvenes ocuparán un espacio de representación política, cuyo objetivo es servir de mecanismo autónomo de participación y concertación, vigilancia y control de la gestión pública en temas de juventud. Asimismo, estos consejeros serán los principales interlocutores válidos en relación con la agenda pública (propuestas) y la agenda institucional de las entidades.
En este proceso democrático, los sectores juveniles tendrán la oportunidad de inscribir sus candidaturas a través de tres modalidades de participación: listas independientes, procesos y prácticas organizativas y partidos o movimientos políticos con personería jurídica.
Además, lo que hace especial este proceso es la coyuntura social, política y económica del país, la cual ha permitido la incorporación de novedosas tecnologías dentro del diseño electoral, un nuevo paso para la democracia colombiana. Nos encontramos en un momento de reflexión política que servirá para que la juventud en los diferentes territorios del país, haga los cambios que la sociedad demanda y solicita.
En estas elecciones, los jóvenes serán los protagonistas con su liderazgo, participación y voz en la transformación de propuestas y políticas públicas, que presenten alternativas de solución sobre las necesidades de sus contextos.
¿Para qué sirven los consejos de juventud?
Estos son un espacio de participación, organización y control social de los jóvenes en los territorios de Colombia, donde pueden servir como mecanismo de interlocución y concertación con las administraciones locales.
En este sentido, sus funciones se encuentran concentradas en proponer a las respectivas autoridades territoriales, políticas, planes, programas y proyectos que permitan garantizar el desarrollo de potencialidades y capacidades de los jóvenes, así como ejercer una veeduría y control social a los planes de desarrollo, políticas públicas de juventud y proyectos para los jóvenes por parte de las entidades públicas.
Estos consejeros de juventud tendrán la importantísima tarea de dinamizar la promoción, formación integral y participación de los jóvenes en las decisiones locales.
Es esta la oportunidad para que los jóvenes de nuestro país y territorio demuestren, con ejemplo, una política de renovación; eliminando la falsa percepción de su apatía frente a los procesos políticos.
La coyuntura electoral abrió una ventana de oportunidades para conocer nuevos liderazgos y consolidar una cultura política distinta: aquella en donde el dinamismo y la juventud se tomen el poder para presentar propuestas reales de desarrollo territorial y regional.
Hoy quiero, a través de esta columna, manifestar mi apoyo irrestricto a todos los jóvenes talentosos que ingresan al escenario político para hacerlo mejor, a quienes levantan su voz para hablar por su población y reconstruyen la esperanza de un país que tanto lo necesita.
¡Gracias jóvenes! Nuestro compromiso es con ustedes.
Por: Julio Roberto Salazar Perdomo
Ingeniero Civil
Especialista en Gerencia para el medio ambiente
Estudiante de Maestría en Gerencia para el desarrollo