A 500 días de concluir los periodos constitucionales del Gobernador, los diputados, alcaldes municipales, concejales y ediles; y luego de conocerse los nombres de quienes conforman el nuevo Congreso, vale la pena revisar el mapa político. El giro de 180 grados, que puede apaciguar la dinámica, se daría si el exgobernador Jorge Emilio Rey decide aspirar nuevamente al primer cargo del departamento. De no hacerlo, el panorama será un mar de incertidumbres.
Es increíble, pero cierto. Otra vez el pueblo y los políticos en campaña. Pese al discurso de los ciudadanos de estar hastiados de las promesas lisonjeras, las guerras de poder y la danza de los millones, la realidad es otra. En las calles, nuevamente, se aceitan las maquinarias, comienzan las fake news y se mueven los precandidatos persiguiendo a los supuestos “dueños de los avales”, con el fin de alcanzar un puesto de elección popular, el último domingo del mes de octubre de 2023.
En cada esquina de los 116 municipios y en las oficinas de los edificios públicos, no se habla otra cosa. Todos, con la misma pregunta, ¿vuelve Jorge Rey a la Gobernación? De no hacerlo, el partidor de las apuestas se centra en el comodín de la baraja, el ungido, el nuevo alfil que garantice la unidad y mantenga la coalición.
Y es que, así es el juego de la política, de esta decisión dependerá la acomodación de los jugadores en la mesa para entregar avales y conformar las listas, para lo que será una nueva batalla electoral.
¿Afecta el nuevo mapa político en Cundinamarca?
Aunque el peso de los congresistas es decisivo de cara a una coalición de partidos en respaldo al candidato a la Gobernación, también lo es por el valor de los avales.
Es claro que la campaña será distinta frente a los resultados de Cámara y Senado y de las Presidenciales en Cundinamarca, pues la tendencia de los últimos periodos ha demostrado que pesa más la dinámica local que el impacto de la coyuntura nacional. Para los entendidos en el tema de métricas electorales, no se pueden tomar como ciertos los votos obtenidos el 13 de marzo pasado, para proyectar lo que pasará en octubre de 2023.
El denominado ‘endoso’ (capacidad de transferirle a otro la propiedad de esos votos cuando hay buenos gobiernos o liderazgos políticos) solo se da cuando las acciones responden de manera positiva frente a lo prometido, permitiendo tener un nicho electoral cautivo, que sirve como base para obtener resultados eficaces. En otras palabras, donde se hizo bien la tarea se recogen los frutos.
Los partidos al partidor de avales
Por otra parte, si analizamos los resultados de las elecciones que definieron los nuevos Representantes a la Cámara, las fuerzas políticas en el departamento surtieron un leve cambio. El derrotado, como en gran parte del país, fue el Centro Democrático, que perdió sus dos curules y obtuvo escasos 66.455 votos, lo que les representa apenas el 7,40 % en el nuevo orden político.
Se quedaron sin credencial Rubén Darío Molano (20.379 votos) y Hernán Garzón (16.526). Así las cosas, la incidencia de esta colectividad en las próximas elecciones territoriales será mínima y dependerá, para mal o para bien, de la gestión del nuevo gobierno y de las decisiones que tomen para jugar a la Gobernación, Asamblea, alcaldías y concejos.
El nuevo jugador en el escenario es el Pacto Histórico, que gracias al efecto mediático del presidente Petro, logró 175.082 votos, conquistando un 19,50% del nicho electoral. Por arrastre, golpe de opinión y la interpretación del inconformismo en las grandes ciudades (especialmente donde se consolidó la primera línea durante el paro), se fortaleció con dos escaños, lo que quiere decir que tendrá gran importancia en las decisiones locales de octubre, si al Gobierno Nacional le va bien. De lo contrario, estarán siendo espectadores sin endoso.
Otros que remontaron en importancia (gracias al gran pacto que impulsó el entonces candidato presidencial, Gustavo Petro) fueron los verdes, que conquistaron una curul con 83.749 votos (9,33 %), convirtiéndose en un nuevo actor ‘alternativo’ que vive conectado al oxígeno y la filosofía de liderazgos ajenos a la corrupción y a los influencer que los mantienen en el radar.
Sin duda, serán protagónicos en las regionales del 2023, teniendo en cuenta que sus avales serán altamente pretendidos por ser el supuesto ‘escudo anticorrupción’, que le da tranquilidad al votante. Además, pueden acomodarse desde la libertad de partido en cualquier coalición.
En cuanto a los partidos tradicionales, estos jugarán con relación a la decisión que tome el líder natural de Cundinamarca, Jorge Rey, bajo el argumento de que han sido coalición y tienen participación en el gobierno del actual gobernador Nicolás García.
En la foto más reciente (resultados Congreso) Cambio Radical obtuvo 120.590 votos (13,43%), salvando, escasamente, una credencial (después de la cruenta guerra interna y desgaste nacional como colectividad); el Partido de la U alcanzó 118.956 votos (13,25 %) lo que le permitió mantener la curul (divididos y con muchos caciques poderosos detrás); el Partido Liberal, con 83.615 votos (9,31 %) y la primera votación del representante Óscar Sánchez se mantiene fortalecido; y el Partido Conservador, con 79.733 votos (8,88 %) unificó la colectividad y jugará fuerte en las próximas elecciones.
Los demás partidos estarán subiéndose al tren del triunfo sin mayor esfuerzo. En otras palabras, el pulso estará entre el gobierno del nuevo liderazgo y la Colombia Humana de Petro, que en la Presidencia y en el Congreso ya ganó su primer round, pero en las territoriales tendrá mayores contendores.