A pesar de las circunstancias previas al encuentro por el ataque a la caravana presidencial, se llevó a cabo el Consejo de Seguridad Integral, encuentro que no es solamente fue conferencia entre militares y el Presidente, sino que, adicionalmente, participaron las autoridades civiles y la población, a través de de sus voceros, para cruzar diferentes visiones de lo que ocurre en el territorio y tratar de trazar medidas más eficaces.
“Este pueblo que ha sufrido, indudablemente, la exclusión como territorio desde que, como colonos, fueron construyendo la región; este pueblo que ha sido víctima de innumerables violencias, que han llenado el territorio, incluso de fosas comunes, del martirio, del dolor; esta región donde buena parte del abecedario se ha utilizado para bautizar organizaciones de tipo armado ilegal; este territorio olvidado por el Estado, que no es concebido por el Estado, al cual, según me dicen, no había llegado ningún Presidente en la historia de Colombia, soy el primero en llegar”, las palabras del primer mandatario en su llegada al Tarra, Norte de Santander.
Dentro de las conclusiones del encuentro con la comunidad y el consejo de seguridad, el presidente emitió una declaración pública donde se se destaca lo siguiente:
Diálogo regional del Catatumbo
Continuará en una escala superior con el diálogo regional del Catatumbo, ojalá con la participación de todas las partes de la sociedad, con todas sus visiones diferentes, se trata, por una parte, de encontrar las coincidencias, la visión común de lo que se quiere sea el Catatumbo, por parte de sus habitantes, si es para producir alimentos, si es para la selva, si es para la palma, si es para la violencia y la coca, ¿Qué es lo que queremos del Catatumbo?, ¿Cómo podríamos ubicar este territorio en el corazón entre las salidas y al lago de Maracaibo, por un lado, y la salida hacia la carretera del Valle del río de la Magdalena, los puertos y la capital de Colombia?, ¿Cómo podría ubicarse como una reserva de producción alimentaria que necesita Colombia, que necesita la humanidad?, ¿Cómo lograr que un campesino, una campesina, sea propietaria de la industrialización de sus productos, llámese arroz en la parte baja, llámese cacao, llámese café, llámese el nombre de los productos diversos que puedan nutrir, y ayudar a nutrir no solamente el Catatumbo sino el país?

Inversión en infraestructura social
¿Cómo esas visiones comunes, si se hace la carretera entre Tibú y Ocaña, si construimos la universidad del Catatumbo?
Si los caminos que llaman terciarios o caminos vecinales son contratados directamente entre el Estado y la comunidad, para que se puedan desarrollar más baratos, sin corrupción de ningún tipo.
Y cómo la comunidad quiere comunicar sus territorios, sus veredas con los centros poblados, cómo tener una visión de territorio que nos ayude y que proponga un camino diferente al de la hoja de coca.
El fracaso de la lucha antidrogas
Tema del cual, también tenemos que hablar. Lamentablemente, desde el año pasado, el Catatumbo, y especialmente por Tibú, por el municipio de Tibú, por el municipio de El Tarra, de Sardinata, se ha constituido en la primera región de exportación de cocaína del mundo.
Oigan eso, lo era Tumaco en el Pacífico, ahora lo es el Catatumbo desde el año pasado, con 40.000 hectáreas de producción.
Tenemos que definir si nos vamos por ese camino y todos y todas ustedes saben, por la experiencia de Colombia, por la experiencia de nuestra historia y de esta misma región, que si aumentamos los cultivos de hoja de coca en el Catatumbo, aumenta la violencia, aumentan los muertos, aumentan las masacres, aumentan los líderes sociales asesinados, aumentan las fosas comunes.
La hoja de coca puede suplantar rentablemente ingresos, que la exclusión del Estado no permite en otro tipo de productos; pero la hoja de coca nos lleva, lamentablemente, en las circunstancias que vivimos hacia más muerte en Colombia.
Le he pedido al Gobierno de los Estados Unidos cambiar su política antidrogas llamada ‘guerra contra las drogas’, que solo ha dejado un millón de latinoamericanos muertos en los últimos 40 años y empieza a generar 70.000 muertes en los Estados Unidos diarias, pero no por la cocaína sino por el fentanilo, otra droga inventada que no se produce en Colombia ni en América Latina ni en América sino en Taiwán y la China.
En 40 años hacia adelante, si esto sigue igual, tendríamos otro millón de muertos en América Latina, quizás muchísimos en el Catatumbo, y 2.800.000 muertos en los Estados Unidos por drogas que no se producen en las Américas, y millones de personas, la mayoría humildes, la mayoría negras en el caso de los Estados Unidos, encarceladas por la prohibición en todo nuestro continente americano.
El balance es realmente negativo, es un fracaso.
El Catatumbo tiene que tomar decisiones rápidas
Pero antes de que pueda el mundo tomar decisiones diferentes, que lo hará lentamente reconociendo su fracaso, el Catatumbo tiene que tomar decisiones rápidas. Si queremos aislarnos de la violencia y si queremos construir la paz, todas las organizaciones armadas ilegales que hoy existen en el Catatumbo, se han comunicado con el Gobierno Nacional pidiendo abrir negociaciones de paz con ellos.
Tenemos, entonces, una contradicción, mientras va aumentando espectacularmente el número de hectáreas cultivadas de hoja de coca en el Catatumbo, quienes han vivido de la violencia en el Catatumbo quieren dejar la violencia.
Estos dos objetivos, entonces, estas dos realidades, estas dos situaciones hay que articularlas de otra manera: tenemos que lograr que disminuya sustancialmente la producción de hoja de coca en el Catatumbo, y tenemos que lograr que se abandonen las armas ilegales en todo el Catatumbo, para que el dueño de este territorio, la dueña de este territorio sean estos niños que me acompañan, sean ustedes mujeres, sean ustedes hombres del trabajo, hombres campesinos, hombres que quieren y mujeres que quieren vivir en paz.
Primera asamblea de cocaleros y cocaleras
Para ello, he admitido, me parece una idea sugerente, interesante, que se realice en el Catatumbo la primera asamblea de campesinos cultivadores de hoja de coca, la primera asamblea de cocaleros y cocaleras, con una intención: mostrarle a este Gobierno los caminos, las políticas públicas, los senderos que nos permitan lograr que una familia campesina, que hoy se dedique a la hoja de coca y a la pasta, pueda sustituir eso por una actividad que le garantice más calidad de vida, más intensidad, la posibilidad de sacar adelante a sus hijos y a sus nietos, de que –como decía en las campañas electorales–: la hija del campesino pueda ser una médica y doctora y, quizás, su hijo un general.
Ese camino, ese camino que en esa asamblea de campesinos y campesinas cocaleros nos muestre, nosotros lo juntaremos a lo que la experiencia del Gobierno ha logrado, malogrado a veces, y podamos construir entonces la transición del Catatumbo hoy, lamentablemente, de centro de exportación de cocaína a escala mundial, que coloca a los poderes mundiales con su lupa, mirando este territorio, muchas veces no para traer el desarrollo sino para traer las fumigaciones.
Lo podamos hacer transitar hacia una gran región próspera de producción alimentaria, que pueda industrializarse y que pueda mostrarle a cada familia campesina y a cada hombre hoy armado, por ahí por las trochas o en las esquinas, que es posible un Catatumbo más grande, más poderoso, si del lado del Gobierno somos capaces de producir, de aumentar la productividad de la región, de traer la Universidad pública a este municipio, El Tarra.
De producir el diálogo regional que haga que esta sociedad pueda decirle al Gobierno, como una orden, como un mandato, porque en una democracia los gobiernos tienen que obedecerles a las sociedades que son los mandantes, los y las constituyentes, cuáles son las obras prioritarias que deben quedar en el Plan Nacional de Desarrollo para ser financiadas en los próximos cuatro años y que sirvan, precisamente, para que el Catatumbo no tenga que ver más la violencia y para que esa lupa mundial, que hoy nos vigila por el lamentable primer puesto, ahora sea más bien la ayuda solidaria para que el primer puesto lo logremos en el Catatumbo porque tenemos a sus profesoras y profesores empleados sin persecución, para que las vacantes se llenen, para que los colegios tengan conectividad y las escuelas, para que ningún niño falte al aula, para que sus profesores y profesoras puedan ser entrenados y puedan, incluso, desarrollar sus estudios de posgrado, pagos por el Gobierno, en universidades de alta calidad, para que esa universidad pueda llegar aquí y abrirle las puertas al conjunto de la juventud del Catatumbo para estudiar lo que se le dé la gana, porque estudiando lo que se le dé la gana se estudiarán las carreras que permitan vincular el saber al territorio, el saber a la tierra, el saber al surco, a la transformación de la producción que salga del surco, porque eso es lo que finalmente nos va a enriquecer como comunidad y nos va a enriquecer como familias.
Catatumbo, la capital nacional de la paz
Les propongo, amigas y amigos del Catatumbo, salir de ese primer lugar del año pasado y construir el primer lugar de la paz de Colombia, la línea de la paz en Colombia, que aquí se puedan desarrollar las conversaciones de la sociedad y Danilo (Rueda, Comisionado de Paz) que en algún lugar de esta patria se puedan desarrollar, quizás, las conversaciones de quienes hoy hacen la violencia, para dejar definitivamente las armas y pasar a una nueva era, la era de la paz en Colombia.
Que el Catatumbo sea la capital nacional de la paz, eso es lo que les proponemos.
Gracias por haberme escuchado, aquí la Fuerza Pública estará dispuesta a convertirse en una fuerza de paz, si la sociedad del Catatumbo decide convertir este territorio en un territorio de paz.
Empezamos, entonces, esta nueva era con este Gobierno, aquí volveremos al diálogo regional. Les he pedido a todos los alcaldes y alcaldesas, al gobernador, a la iglesia, a las organizaciones campesinas, que nos acompañaron, que nos ayuden entonces a organizar, en la brevedad del tiempo, el primer diálogo regional del Catatumbo.