‘Nadie nos perdonaría dejar a la región sin energía’: GEB

Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo Energía de Bogotá, da la cara frente a los dos proyectos de transmisión claves para la seguridad energética de 10 millones de personas del centro del país, e invita a un diálogo razonable.

Si el consumo de energía sigue aumentando con base en las proyecciones derivadas de la puesta en marcha de iniciativas como los trenes de cercanías, el metro de Bogotá y una mayor electrificación del sistema Transmilenio, a la vuelta de solo tres años, en el 2026, la región de Bogotá y Cundinamarca quedaría muy vulnerable y expuesta a apagones eléctricos masivos.

“Esta no es una conversión de conocimiento, sino de susto, y todos sabemos el poder del susto con las redes sociales”.

Así lo señala en esta detallada entrevista Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo Energía Bogotá (GEB), entidad a cargo de los proyectos de transmisión de energía Sogamoso-Norte y Chivor-Norte, dos importantes redes proyectadas para darle redundancia al sistema que abastece a unos 10 millones de personas.

El directivo desmitifica, una a una, las noticias falsas que personas con intereses creados han hecho circular para frenar el avance de unas obras que se licitaron hace 10 años y que por esta desinformación aún no logran superar la fase de licencia ambiental en varios puntos, para terminar los trazados completos.

“Esta no es una conversión de conocimiento, sino de susto, y todos sabemos el poder del susto con las redes sociales”, enfatiza Ortega, quien con argumentos le quita el velo a los mitos que se han construido alrededor de estos proyectos de transmisión eléctrica.

Elector: ¿Cómo se originaron los problemas y las demoras del proyecto Sogamoso-Norte?

Juan Ricardo Ortega: En el año 2013 se tenía claro que Bogotá iba a necesitar más energía y tocaba construir un par de autopistas (redes de transmisión) para dar esa energía. Las centrales Sogamoso y Chivor tienen suficiente energía, pero faltaban las autopistas.

Se hizo una convocatoria, que gana el GEB y se compromete a hacer toda la autopista para traer esa energía de Hidrosogamoso, que es una línea de 500 kilovoltios y otra desde Chivor, que es de 250 kilovoltios. Eso tiene una serie de trámites, donde se hacen todos los estudios de impacto ambiental, toca presentar unas alternativas de posibles rutas para ver cuál es la que tiene menor impacto, después se hacen consultas con la ciudadanía, se aprueban las licencias y se comienzan los procesos de construcción.

“En países muy ricos esto se resuelve con infraestructuras subterráneas, pero un país como Colombia no se puede dar el lujo, por temas paisajísticos, de meterle a la tarifa de energía 16 veces el costo de un proyecto de esos”.

Esto lleva ya 10 años y no hemos podido lograr ciertos licenciamientos. Hay partes de las torres que se han aprobado y otras no. Pero el problema es que el proyecto debía haber salido hacia el año 2019 por tarde. Afortunadamente, la demanda de energía no ha crecido tanto, pero si sigue creciendo con lo que implican el metro, los Transmilenios y los trenes de cercanías, la región tendrá un problema importante de abastecimiento.

Esa es la preocupación del GEB, que no haya racionamiento. Hay más autopistas, pero los derrumbes ya no son pocos frecuentes y si pasa algo como lo del Cauca, Bogotá podría quedar en aprietos, si no contamos con esta infraestructura redundante y los tiempos ya son muy cortos.

E: ¿Qué porcentaje tiene el proyecto y cuánta inversión va?

JRO: Uno de los principales obstáculos fue la oposición en Gachancipá. Ahí se le había planteado a la Upme una subestación, pero una gente con intereses creados importantes logró organizar la comunidad, desinformar bastante, involucraron a las autoridades judiciales y lograron bloquear la construcción de la subestación.

Entonces, tocó redibujar y mover el lugar donde va a ser la subestación. Estamos en ese proceso de ese trámite para poder hacer la subestación en otra parte y tratar de explicarle a la comunidad que muchas de las cosas que se dijeron no son ciertas. Lamentablemente, desinformar en estos temas es muy fácil.

E: ¿La línea ya tiene algunos números de avance en torres?

JRO: Son 1.200 torres y tenemos 200 que ya se han podido construir. Hay otras que se están cimentando y esperamos llegar a 400, pero requerimos los acuerdos con la comunidad para poder tener las licencias ambientales, para hacer las 800 que faltan y esa es la preocupación. No logramos condiciones razonables para poder tener acceso a los predios, presentar todos los documentos que se requieren y poder demostrarle a la comunidad que el impacto de esta infraestructura sobre la naturaleza se puede manejar de manera muy eficiente.

Esto no es como en una época que se pasaba un buldócer y se arrasaba con todo. Acá se hace solamente el espacio de la torre, de 10 por 10 metros. Sí hay un impacto de aprovechamiento forestal que se compensa. Los frailejones y la vegetación sensible se trasplantan y podemos demostrar tasas importantes de éxito en esos trasplantes. Ya lo hemos hecho con frailejones en otros páramos; las torres no afectan especies nativas, ni los osos, ni el tigrillo lanudo como algunas personas aducen. Los impactos son más grandes, por ejemplo, por la gente que corta los árboles y destruye su entorno. Nosotros llevamos los cables con drones, no tumbamos árboles para pasar las líneas, somos muy cuidadosos en que el impacto ambiental de verdad sea mínimo.

Nos hemos ganado premios en países con biodiversidades muy sensibles y complejas y estratégicas como Guatemala, por la seriedad en el manejo ambiental del GEB y lo acabamos de hacer en el páramo de Las Hermosas, en el que ni siquiera pisamos el musgo porque construimos pasarelas de madera y se llevaron en helicóptero las torres.

La gente debe tener acceso a información confiable y al compromiso institucional de una entidad pública, a la que obviamente le interesa el medio ambiente y las fuentes de agua, y le interesa la ciudadanía, tanto como cumplir su obligación. Pero dejar a la región sin energía es una cosa que nadie nos perdonaría.

E: ¿Cuáles son los puntos neurálgicos y en qué municipios?

JRO: En Gachancipá se volvió imposible. La alcaldesa de Cogua ha tomado una posición de oposición fuerte. En Nemocón se ha logrado un diálogo razonable, pero el paso por allí es importante. Y en Tabio hay una oposición férrea, pero estamos en la conversación. Estamos dispuestos a demostrarles y darles la información para que puedan confiar. Acá se requiere construir confianza. Lo único que pretendemos son conversaciones razonables y que permitan que las cosas se vayan haciendo, y no simplemente un veto de no porque no.

Hay dos impactos que son relevantes: los valores de los predios pueden afectar; esa es una negociación económica y tienen siempre la posibilidad de que un juez determine cuál es ese valor; y la afectación estética, que yo entiendo la parte emocional.

En países muy ricos eso lo resuelven con acuerdos sociales para hacer infraestructuras subterráneas, pero eso vale 16 veces más y un país como Colombia no se puede dar el lujo, por temas paisajísticos, de meterle a la tarifa de energía 16 veces el costo de un proyecto de esos, que en un proyecto de estos pueden ser 4.000 millones de dólares (unos 20 billones de pesos) y eso aumentaría la tarifa de energía a la gente, pero somos una sociedad muy pobre para darnos ese lujo.

E: ¿Con cuánta inversión estimada se inició, en cuánto van y a qué nivel se llegaría?

GEB: Soy franco. Es tanto el descuadre, que por razones psicológicas trato de no pensar en el tema. Estos proyectos están teniendo sobrecostos bien importantes. Son proyectos de 300 o 400 millones de dólares. Son proyectos costosos y grandes, pero el compromiso nuestro es hacerlo y cumplirle al país, que es lo más importante.

E: ¿Han sentido chantajes? ¿La gente les pide plata?

GEB: Hay gente que dice que el GEB manejó mal la comunicación. Eso puede tener algo de cierto, pero nosotros estamos acá dando la cara y yo les garantizo que voy a estar dispuesto a conversar con la gente, a escuchar todo lo que sean discusiones razonables y todo lo que tenga argumentos.

En las redes sociales, a punta de paciencia, la mayoría de la gente ha sido al final generosa y acepta que, si nos sentamos a hablar, existen soluciones posibles y eso es lo único que nosotros como grupo aspiramos. Que podamos llegar a acuerdos objetivos, con base en números y en evidencia. Si logramos eso, todos vamos a salir bien librados y vamos a encontrar una solución.

“Tristemente, el poder de veto de ciertas personas es demasiado alto, pero acá estamos. Vamos a seguir por las buenas, decentemente haciendo el trabajo y buscando que los argumentos prevalezcan”.

Vamos a sentarnos y documentar los estudios y Dios quiera que la comunidad esté dispuesta a escuchar y que las personas que tienen intereses creados vean la dimensión del impacto que pueden generar. Porque si llegamos a una crisis, ahí sí todo se vuelve mucho más agresivo y la posibilidad de hacer las cosas bien, se dificulta.

E: ¿En Santander y Boyacá hubo los mismos problemas?

JRO: Obviamente, donde la tierra es más cara y donde la gente tiene más plata es más difícil. En eso, tristemente el poder de veto de ciertas personas es demasiado alto, pero acá estamos. Vamos a seguir por las buenas, decentemente haciendo el trabajo y buscando que los argumentos prevalezcan.

E: ¿Cuál es el porcentaje de avance actual?

JRO: Vamos a lograr un 30% al final de este año, pero lo otro se puede demorar un montón si no logramos las licencias, porque los procesos de construcción requieren tener los permisos, el acceso a predios, las negociaciones con los dueños de los predios y lograr todas las licencias; y acá hay oposición importante y lo que quieren es bloquear el licenciamiento, argumentando que no se han hecho todos los estudios y todo el trabajo y eso no es del todo cierto.

La discusión de qué nivel de precisión debe tener un trabajo de estos para poder decir los impactos es un tema que no es absoluto, no es blanco y negro.

Hay una gente que dice que un río nace donde vamos a poner la torre y la señora pone fotos del supuesto gran daño que hace el GEB y muestra un mojón y a uno no le queda muy claro cuál es el gran daño. Yo sí quisiera entender, la causalidad de una torre a más de 100 metros, por qué va a acabar con un río. Si fuera un túnel, o que se va a perforar a 100 metros de profundidad, pero a 100 metros de distancia es difícil.

E: ¿Y sobre las aves?

JRO: En el tema de las aves puede haber cosas ciertas, pero sabemos manejar los pájaros. Eso no es un tema para nada nuevo. En Guatemala hay pájaros divinos y los hemos manejado perfectamente. Se ponen unos desviadores de vuelos. Todas esas cosas las sabemos hacer y las vamos a hacer. Todo lo que se documente que es necesario para manejar el medio ambiente, lo haremos.

Pero la gente parte de la desconfianza y de las narrativas absolutas de que se va a acabar el agua, que se va a destruir el páramo o que se acaba el tigrillo, que vamos a producir leucemia a los niños. Por ejemplo, muestran una correlación en Inglaterra de una muestra de veintipico de casos, donde hay un aumento de la leucemia de población que está más cerca las torres, pero no hay ninguna variable de control. No muestran que las torres se hacen por donde hay botaderos de basura o por sitios donde hubo minería.

Entonces, ¿cuál es la causalidad?, ¿es la torre o es la minería, es la pobreza y la alimentación? Porque tristemente la gente más pobre vive más cerca de las redes que la gente más rica y cuando uno mira las normas europeas, que se han hecho tomando todos los criterios de prevención, las de Colombia son más estrictas. Entonces, ¿cuál es el cuento?

Desafortunadamente ese cuento, en 160 caracteres termina asustando. Puedo mostrarlo con Finlandia, con Alemania y tengo los documentos de la Unión Europea en el 2020. Esto no es una conversación de conocimiento, sino de susto, y todos sabemos el poder del susto con las redes sociales.

E: ¿Hasta cuándo se podría asegurar la energía sin los proyectos?

JRO: Nadie sabe cómo va a crecer la demanda. Uno hace proyecciones suponiendo que se van a lograr los metros, los trenes de cercanías y que se va a lograr la electrificación del transporte.

Creo que son objetivos esenciales para que la región sea vivible. Si no somos capaces de construir esta infraestructura, esto será invivible. En el año 2026 la demanda será superior que la oferta que hay en el entorno de Bogotá. Si se llega a dañar una fuente importante de energía, como pasó en los años 70 con la planta de generación de Caldas, no hay de dónde traer la energía que consume la región.

Y si se cae una torre importante, como la que nos comunica con el centro del país, podemos tener también problemas. Entonces quedamos en un nivel de vulnerabilidad. A partir de 2026 Bogotá sería muy vulnerable a un fallo mecánico de una turbina o a un derrumbe de unas torres. Estamos en un mundo riesgoso y andar sin ninguna opción de tener un plan B es muy peligroso, porque el día que no haya plan uno no puede decirle a la gente que hay un apagón. Yo no me imagino en el mundo de hoy un apagón.

E: ¿Qué área de influencia está sujeta a ese riesgo?

JRO: Es el centro del país. Todos los municipios que dependen de la zona, como Gachancipá, Tocancipá, Cota, Chía y Bogotá. No sé si se llega a afectar zonas de Tolima, pero el impacto es importante en una zona donde hay muchísima actividad económica y más de 10 millones de personas. Estoy hablando del 30% del país.

E: ¿Y el tema de Chivor cómo va?

JRO: Es igualito, porque de hecho las torres de Tabio son las que vienen de Chivor. Es la misma infraestructura; todo llega a la subestación Norte, que iba a ser en Gachancipá, y después eso tiene que dar la vuelta porque se tiene que equilibrar la energía, que tiene que moverse en un circuito.

Se necesita un sistema robusto y eso requiere que la energía llegue por el norte y también se le dé la vuelta y llegue por el sur por el Tequendama, en la estación Nueva Esperanza (en Soacha).

E: ¿Cómo ha evolucionado con el nuevo Gobierno?

JRO: Ha sido muy constructivo y colaborador. En eso sólo tenemos palabras de reconocimiento y gratitud. Las puertas están abiertas. El nuevo director de la Anla, obedeciendo el mandato del Presidente, considera que el diálogo con la comunidad es fundamental.

“Estamos dispuestos a construir, pero cuando la gente no tiene argumentos razonables y lo que se aduce son mentiras o medias verdades, esas personas no deberían tener veto sobre un proyecto”.

Nosotros también, la voluntad del diálogo es toda, pero la pregunta de fondo es: ¿el diálogo tiene opción de vetar los proyectos? Esta es una conversación más difícil, en la que estamos todos en el proceso de construir un acuerdo.

Yo creo que esa es una discusión muy profunda, muy difícil. No anticipo cuál va a ser esa línea. Nosotros estamos dispuestos a construir, pero creo que cuando la gente no tiene argumentos razonables y lo que se aduce son mentiras o medias verdades, esas personas no deberían tener veto sobre un proyecto.

E: ¿Hay líderes de opinión dentro de los dueños de esas fincas que no dejan avanzar el proyecto?

JRO: Sí hay. Tiene nombre propio, pero cuando uno habla con él, ha sido razonable y abierto a recibir la información. Hay una discusión muy técnica de si lo que hay es una conexión de aguas por una carretera a la que se le hace un túnel, o si de verdad es un riachuelo y un nacimiento. Es un tema técnico que yo estoy seguro que, con expertos en temas geológicos e hídricos, uno podrá saber cuál es la verdad.

E: ¿Cómo romper la desinformación y llegar al líder y a la gente de a pie que está verdaderamente en la zona?

JRO: Tener acceso a la gente y saber quiénes son los interlocutores es dificilísimo. El oportunismo político de concejales y alcaldes en algunas regiones, obviamente en otras no, termina siendo muy problemático. Ahí los medios de comunicación son esenciales y por eso los medios locales, periódicos, tienen garantizado acceso a toda la información y las fuentes primarias, para que nos ayuden. Y yo, personalmente, estoy dispuesto a sentarme con quien sea, cuando sea y como sea.

No tenemos ningún problema de hablar con nadie y solo vamos a tener humildad y no pretendemos tener la verdad, pero somos gente seria, educada, competente, que hace su trabajo y lo hace bien y podemos demostrar, que lo hacemos bien y tenemos la capacidad de hacerlo.

E: ¿Con la nueva filial Enlaza, habrá equipos más especializados para ese trabajo de campo?

JRO: Eso es parte del compromiso y de las decisiones ejecutivas. Se puso una junta directiva muy exigente, conocedora de estos temas, para estar encima de esto como absoluta prioridad y no verlo dentro de 10 temas, sino como el único tema. Tenemos que sacar cuatro proyectos estratégicos para el país y no le podemos quedar mal ni a la comunidad, ni a la ciudadanía, ni al medio ambiente, ni al país y tenemos que hacerlo con todo el trabajo que eso requiere.

E: ¿Cuáles son los otros tres proyectos?

JRO: Colectora, que tenía que haber estado en 2022, y son dos gigavatios de potencia y con esa energía los precios de la Costa serían mucho más económicos, y hay una demora enorme, en la que el diálogo es muy complejo.

Esta Suroccidente, que es la autopista para llevar la energía de Ituango y la energía solar y eólica de la Costa al Valle y a Cali. Afortunadamente, logramos hacer Tesalia, que era casi imposible, que permite tener acceso a la energía de la hidroeléctrica el Quimbo. Ellos ya tienen llanta repuesto. Es una fantasía de obra, ejemplo de lo que somos capaces, muy bien hecha y nos faltan las dos de Bogotá que son Sogamoso y Chivor.

“No somos capaces de llevar energías más baratas porque no tenemos la infraestructura. La transmisión es el corazón del sistema, pero a la gente le parece fea”.

E: ¿Es cierto que hubo cambio del trazado cuando se ganó el proyecto en 2013?

JRO: No es cierto. Uno presenta a la Anla alternativas de un trazado y esta determina cuál es el de menor impacto ambiental. Ya el Ministerio de Ambiente lo ha mirado también y variaciones que la gente pide terminan teniendo mayor impacto.

La discusión de los impactos es complicadísima, porque es sopesar el que pueda pasar cerca de una comunidad o del crecimiento de un municipio, donde también se pueden afectar bosques, páramos, valles, y al mismo tiempo, toca tomar en cuenta que debe ser una línea recta en la medida de lo posible y que debe ir por sitios altos, y por la gravedad de la caída de las torres, es determinante que tenga una distancia del piso, porque eso es lo que genera el aislamiento.

E: ¿Estos atrasos limitan otros temas de fondo como generación distribuida y comunidades energéticas prevista en el Plan de Desarrollo?

JRO: Hay un documento de Bill Gates, quien dijo que no hay transición sin transmisión. Documento que dice que dejen la pendejada y entiendan que nos vamos a fregar todos si no somos capaces de poder llevar energías renovables a sitios lejanos porque desafortunadamente lo caliente y lo venteado no queda en las ciudades y toca llevarlo construyendo unas líneas gigantes.

Pero si todo el mundo quiere opinar y decir que no se puede, vamos a terminar todos con unos líos mil veces peores; ese es el tema de fondo. Todos los problemas de precios en buena medida son por falta de infraestructura de transmisión. No somos capaces de llevar energías más baratas porque no tenemos la infraestructura. La transmisión es el corazón del sistema, pero a la gente le parece fea.