Llegó a Susa como una voz joven, nueva y femenina, como una alternativa a “los de siempre” y con un programa de gobierno basado en los “principios de Dios”. Era algo así como una promesa de poner fin a las viejas usanzas del quehacer político en el municipio cundinamarqués y, en general, en Colombia. Ximena Ballesteros llegó respaldada por su esposo Gustavo Rodríguez, oriundo del Ecuador.
La de Susa, con un sorprendente porcentaje del 97,13 % de los habitantes en su contra (1.624 votos), se convierte en la segunda alcaldesa del país en ser retirada de su mandato. De los 70 casos en el histórico de revocatorias que se han realizado en el país, solamente se había revocado el del alcalde de Tasco (Boyacá).
La solicitud del recurso de revocatoria, que había sido radicada el 7 de enero de 2022 ante la Registraduría, cumplió con las dos causales: la inconformidad de la ciudadanía y el incumplimiento en la ejecución del plan de gobierno después de 12 meses de gestión (término legal).
Y es que este apacible y agrícola municipio, ubicado al norte de Cundinamarca, en la provincia de Ubaté, ya se había hecho sentir en el 2003. Tras considerar que no había candidatos con las condiciones suficientes para ocupar el cargo de alcalde, el voto en blanco fue el triunfador, con un total de 1.872 votos (el 74%) de los sufragantes.
Esta vez, los promotores de este recurso democrático fueron los integrantes de la veeduría del municipio de Susa, liderada por el veedor Eduardo Rueda, quienes tuvieron el apoyo de algunos concejales y en general de la población civil.
Los enredó con un video
Pero cómo es que una alcaldesa logra tener en su contra a la mayoría del pueblo en tan solo dos años, después de que fungía como la esperanza de sus habitantes. Karen Forero y María Fernanda Ramírez, estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales, del Programa de Comunicación Social y Periodismo, de la universidad Jorge Tadeo Lozano, pusieron al descubierto el entramado de Ximena Ballesteros, en un artículo que titularon “La cadena de irregularidades en la Alcaldía de Susa, Cundinamarca”.
De acuerdo con el informe de las estudiantes, cuando Ximena y su esposo llegaron al municipio, en 2019, “rápidamente consiguieron amigos y persuadieron a la ciudadanía para unirse a su campaña, como fue el caso del hoy concejal César Castellanos, quien afirmó: los veía como personas muy preparadas porque nos contaron sus experiencias en los Estados Unidos y Ecuador; Ximena, supuestamente, trabajaba como notaria pública en Texas y su esposo era asistente de marketing político de la campaña electoral de Rafael Correa, por eso conocían de la política, o eso nos hicieron creer”.
“La primera aparición pública de Ximena fue el 2 de julio de 2019, en un video a través de la plataforma YouTube, en donde la candidata, aparentemente desde la Universidad de Texas en Estados Unidos, fue entrevistada por el director del Periódico en Acción, Carlos Arturo Moreno.
Este video llegó a los susenses mediante redes sociales como WhatsApp y Facebook y le trajo la suficiente credibilidad y apoyo a Ximena para resultar postulada como candidata a la Alcaldía, en agosto de 2019, con el aval del partido Centro Democrático.
Durante los dos meses de campaña contó con el apoyo de candidatos al Concejo como César Castellanos: “A los concejales que íbamos con ella nos obligaban a cumplir unas rutas que solo podíamos hacer con ellos; si Ximena y Gustavo no estaban, no se podía ir a hacer campaña”. Con posterioridad a la candidatura, la alcaldesa y su cónyuge regresaron a los Estados Unidos, según informa Castellanos, a recoger a sus hijos. El viaje duró aproximadamente un mes. Cuando se encontraban de regreso, la comunidad les ayudó con un préstamo, al parecer, porque habían sido víctimas de un robo, pero nunca regresaron el dinero.
Puro teatro
Para Castellanos, Ximena y Gustavo eran personas que conocían a la perfección el tema de las campañas y de la seguridad; por esta razón nunca cuestionó sus acciones y decisiones. Sin embargo, recuerda con particularidad un hecho que plantó una duda: “Durante un recorrido de la campaña, Gustavo me dijo que desde las montañas nos apuntaban francotiradores, que pretendían atacarnos, decía que él había trabajado para la CIA; debo confesar que sentí miedo, pero después de todo lo que ha pasado me di cuenta de que eso fue puro teatro”.
Durante la campaña, Ximena fue el centro de atención de los susenses producto de varios hechos, entre ellos uno en donde aparentemente fue víctima de un atentado en su contra, que no solo intimidó a los habitantes, sino que también se volcó en un apoyo fuerte de la ciudadanía a su candidatura. Estos hechos y el poco tiempo que Ximena tuvo para hacer campaña fueron, a consideración de Eduardo Rueda, un elemento que jugó a su favor, pues no les permitió ver, a él y a los susenses, que Ximena no tenía conocimiento sobre la labor que desempeñaría como alcaldesa del municipio en el futuro.
Como a ustedes, a mí también me empieza a producir ansiedad esta historia. Pero lo absurdo apenas empezaba. Las cosas empeoraron después del 27 de octubre de 2019, cuando Ximena fue elegida por voto popular como alcaldesa del municipio de Susa, con un total de 1.404 votos (37,86 %), seguida por el candidato Alexander Ballesteros, quien obtuvo 1.295 votos (34,92 %) y, por último, el candidato Juan Gabriel Fúquene, por quien votaron 963 personas (25,92 %).
Aquí el que manda soy yo
La investigación arrojó también que quien dirigía las riendas de la casa era el esposo de Ximena, hecho notoriamente visible durante el acto de posesión, el 31 de diciembre de 2019, cuando al ver las pocas aptitudes de Ximena para la oralidad, Gustavo se tomó la palabra.
“Durante el discurso no dejó de resaltar las virtudes de su esposa, de su honestidad, del dinero que ganaba en los Estados Unidos y de lo que harían por el pueblo. En el acto de posesión pusieron la bandera de Estados Unidos y el discurso, según Jaime Cabra, concejal del municipio, era fantasioso y demasiado utópico para lo que se podía realizar en Susa: “Prometían llevar a los niños de Susa a los Estados Unidos a estudiar, pero además de eso, pretendían reformar la cátedra de Ciencias Sociales del colegio departamental y de las escuelas de zonas rurales, algo realmente ilógico, entendiendo que eso solo lo puede hacer el Ministerio de Educación”. Sin embargo, la gente les creyó sin cuestionar, preguntar o indagar si eso realmente era posible.
Con el paso de los días se dieron a conocer los nombres de quienes ocuparían cargos en la administración municipal y eran pocos los nombres de personas originarias de Susa. Los elegidos provenían de municipios cercanos, no conocían el municipio y no tenían competencias para ejercer sus cargos, explica Angélica Romero.
Según el veedor Rueda, “el gestor social ha intentado involucrarse en temas financieros del municipio, además, cambió de manera informal las Juntas de Acción Comunal por unas “gestorías sociales” y se encargó él mismo de designar a los representantes por veredas, desconociendo y quitando legitimidad a la Constitución de 1991 y a la administración pública en el país.”
¿Susa, municipio cafetero?
Y qué tal esta perla. “Uno de los hechos que empezó a evidenciar la falta de conocimiento de Ximena Ballesteros fue su mismo plan de gobierno: era un plagio del documento original del municipio de Villarrica, Tolima. Esto indignó a los concejales, afirmaron Cabra y Castellanos, pues dentro del plan de gobierno estaban estipulados proyectos para la siembra de café, sabiendo que el municipio es de tierra fría; en otro punto, el programa declaraba a Susa como un municipio afectado por el conflicto armado, cuando son históricamente conocidos bajo el lema de “remanso de paz”.
Pero la insolencia más sorprendente estaba por llegar. No se acababan de posesionar los esposos, cuando, tres meses después ya vaciaban las cuentas del municipio. “En una sesión ordinaria del Concejo Municipal, los concejales Carlos Coca y Jaime Cabra confirman lo que hasta entonces eran rumores: “460 millones de pesos habían desaparecido, en un presunto robo electrónico, y Ximena no había avisado”, afirmó Cabra, dinero que fue hurtado desde las cuentas del erario del municipio”.
Un robo descarado
Después de la pesquisa, “la Vicepresidencia de Banca Agropecuaria de la Gerencia de Servicio al Cliente del Banco Agrario de Colombia, el 1 de junio de 2020, en un documento dirigido a Ximena Ballesteros, comunicaba que: “Nuestra entidad determinó NO reintegrar el valor de $ 375.096.830, con base en la investigación, ya que se encontró que las transacciones se originaron y autorizaron con los usuarios y con la clave de uso confidencial, personal e intransferible a nombre de la persona designada por parte del municipio de Susa para el uso de la banca virtual”.
En el mismo documento, el Banco Agrario agregó un listado de detalles en donde determina las razones por las cuales no reembolsa el dinero. Además, permitió conocer a la comunidad susense varios aspectos, entre ellos: el detalle de las tres cuentas del municipio que resultaron afectadas, el valor real del hurto, la única dirección IP desde donde se efectuaron los movimientos, el número de transacciones que se efectuaron durante el presunto robo del dinero (que fueron 40), los 3 usuarios autorizados y registrados por la Alcaldía para efectuar las transacciones: Ximena Ballesteros Castillos (alcaldesa), Sandra Milena Castiblanco Becerra (exsecretaria de Hacienda del municipio) y Mónica Lizeth Paiba Infante (extesorera del municipio); y finalmente, el destino del dinero”.
Y como estos aberrantes ejemplos de corrupción, malos manejos, censura a la prensa y desobediencia al llamado del Concejo Municipal, son muchas más las violaciones a la justicia y a la ética en las que incurrieron los timadores Ximena Ballesteros y Gustavo Rodríguez. Actos de cinismo que, por fortuna, una veeduría estudiosa y arriesgada logró desenmascarar y llevar a buen término en favor de los ciudadanos de esta población.
Actualmente, los susenses se encuentran a la espera de la fecha que la Registraduría Nacional del Estado Civil les asigne para llevar a cabo las nuevas y atípicas elecciones, las cuales tienen un plazo máximo de dos meses después de la revocatoria del mandato.